Los momentos se van encontrando y entrelazando, los obstáculos no existen son plataformas a lo que es mejor o peor pero nunca insoportable.
Es una transición temporal en lo que nuestros defectuosos sentimientos y físicas emociones tangibles se alteran, sufren, agonizan, no soportan los cambios.
Y el antes y el hoy se encuentran porque siempre fueron uno y el temor, la vergüenza y las presiones etéreas no contradicen la determinada historia, y entonces los amigos hacen el amor y se vuelven uno sin la necesidad de serlo realmente y es gracioso ver a todos aquellos mendigos del amor efímero y carnal pelearse por el cuerpo deseado sin saber siquiera que el compañero lo esta degustando y seguirá haciéndolo, saboreando esa piel blanca, ese cabello negro, esos ojos suplicantes, esa mudez inexplicable ese pasar incontrolable de las horas, ese timbre de voz en la oscuridad y ese descaro al día, que lo enardece. y el ahora o el después pierden su significado por que esta escrito hereje o no, impuro o no, libertino o no, blasfemo o no estará sellado en el transcurrir de los días, de la misma juventud engañosa, que elige medios sórdidos, hombres sórdidos para decir el adiós a lo convencional, para reírse de la vida, del amor sin sexo, del sexo sin amor, y en el orgasmo ser lo mismo que se fue ayer, amigo, amiga, el antes, el hoy, el ahora o el después pero nunca el mañana mismo. Porque ese en la felicidad no existe.
No es para entenderse porque solo el y yo lo sabemos.
Y nos causa placer pecar de tan deliciosa y pura forma.
No perversiones.
No amor.
Ser uno.
Pero no perder la individualidad.
Hacer el amor.
Pero no amarse.
Extrañarse.
Pero no depender.
Vivir.
Pero no oprimir.
Ser feliz.
Pero no estar completo.
No olvidar.
Pero si padecer amnesia.
No necesitar.
Pero si desear.
Soñar despiertos.
Pero con la libertad de no soñar el uno con el otro.
No es amor libre.
Porque nos pertenecemos a nosotros mismos.
Las gaviotas no tienen dueño.
Las gaviotas no se enamoran.
Nosotros un par de pendejos amándose media hora.
Lo suficiente para pasar la convalecencia, retomar fuerzas y emprender la lucha encarnizada del amor.
Curarse las heridas.
Caridad.
(Para un amigo)
Atte. Princesa Erronea